jueves, junio 23, 2016

Bienvenida la paz
Bogotá vivió con alegría el adiós a la guerra
Por: Camilo Raigozo

Al medio día de esta fecha trascendental para los colombianos, 23 de junio de 2016, centenares de personas de todas las edades, tendencias políticas, edades y razas, se reunieron en la carrera séptima con
Avenida Jiménez, en el centro de Bogotá, para expresar su apoyo y alegría al cese bilateral del fuego anunciado simultáneamente desde La Habana.

Los capitalinos allí reunidos siguieron paso a paso los acontecimientos protocolarios en La Habana a través de la cadena internacional Telesur en una pantalla gigante instalada en el sitio mencionado. Con
banderas, bombas, carteles, gritos, pitos, vítores, abrazos y lágrimas, expresaron su regocijo por la buena noticia de la paz.

Y es que el motivo de la alegría no era para menos, pués en La Habana se estaba poniendo fin a la tragedia colombiana, iniciada 52 años atrás por el régimen, en cebeza del Álvaro
Uribe de la época, el nefasto presidente conservador Guillermo León Valencia, abuelo de la uribista pura sangre, la también nefasta senadora Paloma Valencia, más conocida como "Paloma Violencia".

Una tragedia que se hubiera evitado, si la oligarquía de la época encabezada por el presidente Valencia, no hubiera sido tan canalla y mezquina con los labriegos de la zona de Marquetalia, sur del Tolima, orientados estos por el legendario campesino Pedro Antonio Marín, hoy más conocido cómo Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo.

Como lo recuerda la historia, las modestas peticiones de los labriegos de Marquetalia al gobierno era la apertura de carteteras, escuelas, puestos de salud, financiamiento económico para sus cosechas y sobre todo, que los dejara trabajar y vivir tranquilos, sin persecuciones, agresiones, ni represiones.

Sin embargo Valencia hizo todo lo contrario, acatando sumisamente los dictados de Washington. En mayo de 1964 envió más de cinco mil soldados por tierra y aire con la misión de arrasar con los campesinos.

El resultado final de la gigantesca operación, fue que los 48 campesinos atacados, no solamente lograron salvar sus vidas, sino que se vieron obligados a empuñar las armas para defender sus derechos dando origen a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo, FARC EP.

Las mismas FARC EP que 52 años, 27 días y 8 horas después, en la Mesa de Diálogos de La Habana, Cuba, firmaron conjuntamente con su contra parte, el Gobierno Nacional de Colombia, el cese bilateral del fuego y el fin de la tragedia del pueblo colombiano, sin haber sido derrotadas.


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